lunes, 27 de abril de 2009

EL AMOR: una política

Julio Chueco, participante del encuentro sobre afecto y política, nos envió unos días antes del 25, un fragmento de una entrevista al Subcomandante Marcos realizada por el colectivo El Kilombo Intergaláctico de los Estados Unidos y publicada en inglés en el 2007 por Paper Boat Press.

Lo que sigue es la traducción de dicho fragmento...


Muchas veces dijiste que este movimiento es la mayor lección de amor que estas tierras hayan visto. En otra ocasión, en Tijuana, dijiste que el EZ prefiere usar la palabra “respeto” en lugar de “amor”. Esta noción, amor o respeto, cómo la conceptualizás en tanto concepto político? Es tal vez el concepto político más importante de nuestra era, el concepto al que no le falta nada?

Lo que dijimos fue que la cuestión del amor es una cuestión de respeto. Que el amor entendido como posesión, propiedad no es lo que nosotros entendemos por respeto. Que, fundamentalmente, en una relación de cualquier tipo (no sólo una pareja) debe estar basada en el respeto. De otro modo, tarde o temprano se convierte en un tipo de dominación o destrucción. Digo esto sin condenar ninguna de las perversiones sanas como el sadomasoquismo y todas esas cosas, que también son modos de relacionarse. [Risas]

La cuestión del respeto tiene que ver con el Otro. Nosotros decimos que cuando decimos, en tanto Zapatistas, que amamos esta tierra, esto significa que la respetamos. Y que buscamos lo mejor para ella, no de acuerdo con nuestro propio criterio sino de acuerdo con lo que la tierra misma nos hace comprender. Porque no es lo mismo decir “Te amo y quiero lo mejor para vos, pero según lo que yo creo que es mejor para vos y no me importa un carajo lo que pienses”. Eso no es respeto. Lo que decimos es que esto debe plantearse de acuerdo a lo que cada uno piensa. Y esta es la lectura que uno hace, en la que comete errores y encuentra verdades. En todo caso, esta es la lectura que los indígenas Zapatistas hacen de la tierra. Eso es el respeto. La tierra dice “lo mejor para mí es que me protejas, que me cuides, porque están tratando de destruirme, etc.”. Nosotros decimos que tenemos que hacer algo.

Toda relación política que no esté basada en el respeto es una manipulación. Bien o mal intencionada, no importa, porque es una manipulación. Si no respetás el pensamiento del otro, su palabra, si no le hablás claramente, entonces no lo estás respetando, lo estás manipulando. Había una compañera que preguntaba “Todo esto que dicen sobre la lucha pacífica es una estrategia, ¿no? Quiero decir, en realidad están pensando en términos de lucha armada, ¿no? Ustedes son un ejército…” Y yo le contesté “¿Vos creés que vamos a ser deshonestos con la gente, diciéndoles que esta es una lucha pacífica para que se sumen cuando en realidad estamos preparándonos para la lucha armada?” ¡Claro que no! Si así fuera, lo diríamos públicamente: “Compañeros, vamos a decir que esta será una lucha pacífica, pero en realidad será una lucha armada”. No decirles esto sería no respetarlos, manipularlos. Y no podemos construir una relación política de ese modo. O, mejor dicho, podríamos, pero no sería el tipo de relación política que buscamos. Nosotros queremos otra cosa, un nuevo tipo de relación. Si vas a hacer algo -bueno, malo o lo que sea- tenés que decirlo claramente. Y las personas que te acompañan, que te apoyan, que son tus compañeros, en el sentido de que se trata de un vínculo de apoyo mutuo al interior de un proyecto, tienen que saber que uno habló de forma transparente. Si las cosas salen mal, eso es otra cosa. Pero uno sabe que no engañó a sus compañeros, que no los manipuló. Y para eso es necesario respetarlos y para respetarlos es necesario conocerlos.

No podemos construir una relación de respeto con el movimiento chicano, o con los mexicanos del otro lado, o con el movimiento de los migrantes; o con el movimiento de las personas de color, o con el movimiento de todas las identidades que van a rebelarse –estoy pensando, por ejemplo, en las comunidades de origen asiático que ya tienen su propia lógica en los sindicatos norteamericanos- si no los conocemos. Y decimos que no se trata de hacer presentaciones formales o de intercambiar tarjetas. Se trata de crear el espacio donde sea posible llegar a conocernos. Donde podamos decir “Yo soy esto, estoy aquí y estos son mis problemas. Te lo digo para que me conozcas, no para que me ayudes o me tengas lástima, o me admires o aprendas de mí”. Es decir, sin ningún entusiasmo por la dependencia. Es más bien un modo de decir “Mirame, esta es mi cara”. Y si te gusta o no, es tu problema.

Es por eso que dijimos que o construimos respeto o construimos relaciones de dominio. Hay personas que ven las cosas y dicen “Aquí están haciendo algo que produce un beneficio político. Y aquí no.”. El interés de estas personas tiene que ver con acaparar ese beneficio. Y cuando no hay beneficio político, ellos no están interesados en la situación. Pero si existe una relación de respeto, las cosas no funcionan así. Así que conocerse lleva a respetarse. Y eso es lo que debe construirse.

Y esto es lo que llamamos demostración de amor: el respeto. Lo cual, junto con la subjetividad, es algo difícil de construir en esta época. En el capitalismo es difícil construir una relación de respeto, incluso entre dos individuos, y es mucho más difícil hacerlo en una colectividad, en una sociedad o en una nación. ¿Qué respeto tiene el gobierno de los Estados Unidos por el pueblo norteamericano cuando dicen “¿Adivinen qué? Las armas de destrucción masiva que estábamos buscando en Irak en realidad nunca existieron. Y sabíamos que no existían pero necesitábamos decirles algo para poder atacar”? ¿Qué respeto tienen la CNN y las otras grandes compañías de comunicación norteamericanas cuando le dicen al público “Los engañamos, las imágenes de Irak que les mostramos no eran de Irak. O había más imágenes, pero sólo usamos algunas.” ¿Qué respeto tiene el profesor por su alumno, o el alumno por su compañero o compañera de clase, el vecino por el vecino y demás si no hay nada en la sociedad que diga que es posible crear una relación basada en el respeto? Lo que nosotros decimos es que la única posibilidad de crear relaciones que sean sólidas es basarlas en el respeto. Y eso es lo que queremos hacer, lo que estamos aprendiendo a hacer. Incluso cuando cometemos errores. Algunas veces nos equivocamos cuando decimos “Yo creo que lo que estás diciendo es esto” y eso no es lo que el otro está diciendo. Tomemos el caso de la Tierra, por ejemplo, o los indígenas, o los grupos de estudiantes, o los jóvenes que nos vieron en nuestro viaje, o los campesinos sin tierra, o los pobres, o los migrantes, o las mujeres, etc. Lo que decimos es que en lo que acordamos, incluso cuando estamos escuchando o entendiendo mal, es que necesitamos un espacio para escucharnos.

[en el 2008 la editorial Tinta Limón publicó una versión en castellano de la entrevista. Más información aquí]